Después de que el otro día pusieran Titanic en la tele, decidí volver a verla para hacer una exhaustiva crítica para vosotros, mis fans. De pronto, me quedé más liso que la nuca de un chino. Descubrí que era el peor final que había visto jamás en mi vida. Anal-izo (jajaaja) aquí los ¿purqués?
Cameron nos torturó como si fuéramos participantes de Saw con tres horas de pastelada que volvería diabético al mismísimo Hitler. Sin entender muy bien a que se debía, dirigió una consecución de escenas descabelladas que parece más una obra de los Monthy Pyton que de un director, digamos, serio.
1) Empezamos por el principio. Bueno no, por el principio del fin. Por el barco, tras hundirse para sorpresa de la audiencia y de sus ¿viajantes? ¿viajeros? ¿transeúntes? ¿ricos y pobres? (en el barco de James Cameron la clase media no existía parece que más que en el Titanic viajaban en una versión marítima de Brasil). Después de esto y de más de una hora en la que vemos a cientos de miles de millones de personas morir de formas un poco Wipeout (en vez de ahogados todos mueren o de un chimeneazo, o de un tiro, o porque no se mueven de sus sitios o mi favorito, el que salta como si fuera un paracaidista y se da con la hélice del barco) nos quedamos con unos pocos supervivientes en el mar. Entre ellos Jack y Rose, nuestros protas. Ya se ha dicho hasta la saciedad y se ha explicado de mil maneras diferentes que Jack cabía en el tablón, pero bueno, seguimos. Tras esto, y que Jack se quede más helado que la taza del water en Enero, Rose se salva.
2) Siguiente escena. Rose descubre que….POR LOS CLAVOS DE CRISTO!!!! El diamante sigue en su bolsillo! Si claro…