No es película para nadie
Una de las mayores injusticias en la historia de los Oscars (junto con el Oscar a ese intento de actriz llamada Gwyneth Paltrow) es el premio a la Mejor Película para esta cosa que hicieron los hermanos Coen.
En líneas generales, el cine de estos peculiares hermanos me encanta (vease Fargo o A propósito de Llewyn Davis), pero lo de este engendro llamado película rebosa los límites de mi paciencia.
Si en Guantánamo hubieran puesto a los terroristas esta cinta en bucle, hubieran tardado unos 20 minutos en dar la dirección, el teléfono, el código postal y el número de cuartos de baño que había en la casa del super super villano Bin Laden. Y yo, masoca de mi, el otro día volví a verla por si la primera vez no había entendido lo que la peli quería decir. Para la próxima vez, prefiero clavarme astillas debajo de las uñas. Sigue leyendo