Mel Gibson ha vuelto.
El mejor amigo de los judíos está de vuelta, y lo hace por la puerta grande, rodando la mejor película bélica desde Salvar al soldado Ryan.
Hasta el último hombre cuenta la extraordinaria historia real de Desmond Doss, el primer objetor de conciencia americano en recibir la Medalla de Honor del congreso. Este chaval (muy pero que muy bien interpretado por Andrew Garfield) se plantó en plena segunda guerra mundial en Japón con el único objetivo de salvar vidas, sin tocar una sola arma.
La película se divide en tres partes bien diferenciadas:
La primera, la infancia de este zagal y su historia de amor con una enfermera. Es la mas típica y floja (el chaval lleva regular el noble arte del cortejo y hay escenas que dan un poco de vergüenza ajena). Destacar el TRABAJAZO de Hugo Weaving (V en V de Vendetta) como el padre de Desmond.
En la segunda parte vemos el internamiento en un centro de alto rendimiento que preparaba a los soldados. Con ecos a La Chaqueta Metálica, se desarrolla de manera muy agradable y permite conocer mejor las motivaciones del protagonista.
Por último, Gibson pone toda la carne en el asador en la última parte. La espectacular primera batalla de Hacksaw, de mas de media hora de duración, es de lo mejor que ha filmado este director y posiblemente, de lo mejor que le ha pasado al cine este año. Un montaje bestial, un sonido y efectos sobresalientes y un Andrew Garfield en estado de gracia, hacen que te pases con los pelos de punta lo que queda de película.
La verdad es que es un peliculón, de esas con una historia bigger than life que no te creerías de no ser porque está basada en la realidad de este héroe.
Recomiendo a todo el mundo verla, es una cinta muy necesaria. Esperemos que ahora que se acerca la temporada de premios se la tenga en cuenta. Huele a Oscar por todas partes.
Mi nota es: 8,3/10
Lo mejor: Los últimos 45 minutos. Lo bien dirigida que está
Lo peor: La historia de amor
Million Dollar Movies 