Annabelle

Las locas aventuras de la muñeca Annabelle

El pasado miércoles aprovechando el día del espectador (vamos que soy una rata) aproveché y fui a ver la esperada precuela de Expediente Warren (James Wan): Annabelle. Advertí a mi acompañante acerca de mi comportamiento chouw discretito y nada molesto a la hora de visionar una película de terror. Esto se debe a que me tomo todas las de miedo muy a pecho. Unas minucias de ese comportamiento: pegar gritos con más decibelios que los que se dan en un paritorio; sufrir una media de 5-6 infartos de miocardio en 90 minutos; agarrarme estrujar con saña los brazos de los espectadores colindantes; taparme con cualquier prenda o complemento ya sea un abrigo, un elegante suéter o un bolso…¡Ah! y todo ello acompañado de gestos y aspavientos varios que hacen suponer al resto de la sala, que además de petarda me he fugado de la López Ibor.

Sin embargo, en Annabelle me limite a pegar un par de gritos en un tono medio-bajo, un mini infarto y alguna que otra exclamación estúpida como «¡Oh, Dios Santo!» Para que no me comporte como una chiflada han podido ocurrir dos cosas: 1.la película no daba tanto miedo, 2. Fui brutalmente agredida y expulsada de la sala.

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¿De qué va? Ambientada en los años 70, Mia y John, son un matrimonio bien avenido, a punto de ser padres y que viven en la típica urbanización americana: casas blancas, muchos niños y golden retrievers. Para romper esta asquerosa felicidad a John se le ocurre regalarle a su querida esposa, una muñeca endemoniada, Annabelle. Por la noche  la cosa se pone chunga y de repente a los vecinos se les va la pelota e irrumpen en la casa de nuestro feliz matrimonio queriéndoles cortar el cuello…WTF!!? ¿Qué ocurrirá? Pues como os imagináis una gran cantidad de desventuras provocadas por esta simpática muñequita. Sigue leyendo