Silicon Valley

Y después de mucho tiempo, vuelve la crítica de series con un producto de la cadena que ahora es sinónimo de “Coño! Qué serie más buena”; HBO.

The Wire, Los Soprano, Game of Thrones, True Detective… todas series de HBO que lo petaron  o lo están  haciendo actualmente, de ellas se han escrito miles de páginas de periódicos, revistas o posts en blogs, por lo que hemos decidido hablar de una serie a la que aún le falta para ser como sus hermanas mayores anteriormente mencionadas en su primera temporadas pero que se podría decir que va por buen camino. Una serie que mucha gente puede pensar que viene a rebufo  del éxito logrado por “The Big Bang Theory”; la sensación dentro de las sitcoms actuales,  pero que nada tiene que ver con ésta…

Facebook e Instagram tienen muchas cosas en común pero una de ellas (la que viene al caso) es que ambas se crearon con un propósito diferente de su actual pero más tarde fueron pivotando a lo que son hoy en día. Pues en esta premisa reposa el argumento de Silicon Valley una serie en la que no vemos caras conocidas, en oposición al boom actual de actores de cine pasándose a televisión.

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Películas como American Pie o Friday Night lights hace años nos mostraban como molaba ser deportista en la sociedad americana; no solo no había culito que se moviera en el “Insti” que no podían tener o fiesta en la que fuesen invitados sino que todo les salía bien (sobre todo si eras el capitán); mientras tanto, los nerds eran objeto de bullying, marginados, o directamente la gente no sabía ni que existían. Pero la situación ha cambiado, en parte, hoy en día para los últimos (los deportistas según el INE y las audiencias de las retransmisiones deportivas universitarias siguen molando), ya que con 16 años puedes hackear un Banco o la NSA y al día siguiente tener un contrato de 6 cifras en tu mesa gracias a una empresa de tecnología.

Pues uno de estos nerds es Richard (Thomas Middleditch), un empollón de toda la vida que trabaja como programador en Hooli, una empresa de Silicon Valley con una cultura muy similar a Google, viviendo en una incubadora y al que una aplicación que ha creado le va a cambiar la vida cuando se descubre que ésta tiene un algoritmo de compresión de datos muy superior a cualquiera existente, en otras palabras, alguien crea una bomba atómica y la utiliza como tostadora, hasta que alguien le dice “oye que eso hace PUM”.

Al correrse la voz, dos millonarios le harán ofertas por “El Flautista” (la aplicación mencionada); Hooli le ofrece 10 millones por su idea mientras que el segundo, bastante más estrambótico, llamado Peter Gregory (Christopher Evan Welch) unos 400.000$ por el 5% de su empresa más su ayuda para que él la desarrolle; que sea el nuevo Hooli.

Alrededor de Richard encontramos el cómico elenco de actores que conformarán el equipo de programadores de la empresa que veremos durante toda la temporada y que a pesar de cumplir los patrones típicos de actores secundarios de sitcom (el soso gracioso, el extranjero objeto de gracias racistas, etc.) dotan a la Silicon Valley de grandes dosis de humor.

La serie nos presenta el mundo de las nuevas empresas de tecnología desde dentro, la presión que hay por crear algo nuevo, la preparación, la vida que llevan las personas que pertenecen a las altas y las bajas esferas de ese mundo y sobre todo la envidia que generan aquellos “que sí llegan”.

Es una sitcom (¿lo había mencionado?) bastante innovadora, ya que a pesar de que en TBBT vemos el mundo nerd, es completamente diferente al que SV nos muestra, aunque la mayoría cumplan el estereotipo de pequeños cerebritos salidos sin una pizca de confianza a la hora de hablar con las mujeres.

A destacar las actuaciones de Welch (fallecido durante el rodaje) y T.J. Miller como Elrich, dueño de la incubadora al que le encanta fornicar, drogarse y buscar algún problema y que se encuentra más dentro de los cánones habituales de “lo gracioso” en el resto de series de televisión.

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En el apartado de cosas mejorables podríamos encontrar que los primeros capítulos (obviando el primero) tardan en arrancar y se pierden en una amalgama de términos tecnológicos y situaciones que no aportan demasiado. Por suerte, pronto despega y crece hasta tener unos capítulos finales realmente divertidos, especialmente el 7, SUBLIME.

Mi nota: 7,5/10

José Río @joserio87

Un príncipe para Corina

Los lunes ya no son lo que eran

Hasta hace muy poco, los lunes eran el peor día de la semana con mucha diferencia. Desde que a las 22:30 han decidido poner el mejor reality/serie/documental/ que ha existido, esperamos los lunes como un chaval esperando la noche de reyes. Todo gracias a Un príncipe para Corina, de lo mejorcito de la TV actual y sobre todo (bueno, únicamente) gracias a una postproducción digna de Oscar

El primer paso para disfrutar del programa es reconocer que lo ves, por que lo veis, todos lo veis.

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Un principe para Corina lo ve hasta el Tato (lo ve, doy fe) porque mola, porque entretiene, y porque aunque sabes que todo está guionizado lloras de la risa. Sigue leyendo